martes, 20 de enero de 2009

Reflexiones: Madres profesionales ante el espejo


Hoy hablaremos de mujeres, mujeres que emprenden, mujeres que son madres, mujeres que luchan por encontrar el camino de la realización personal y profesional y que dentro de ese camino tienen que lidiar muchas veces con la culpa, y con niveles de exigencia que en ocasiones pueden incluso superar su propio bienestar personal.

Ser madres, ser mujeres, ser esposas, ser profesionales... cuántos roles entran en juego cuando hablamos de la mujer, cuántos roles conforman lo que somos.Quizás la misma posibilidad de roles que podría tener un hombre pero que debido a nuestra historia y a la evolución de los lugares que hemos ocupamos en la sociedad desde épocas primitivas han marcado un anclaje en la forma que tenemos de vivir esos roles.
Si miramos hacia atrás, el hombre siempre estuvo ligado a las tareas de exploración y recolección, era el hombre quien salía a trabajar mientras la mujer se quedaba al cuidado de la prole, asegurando su protección y cuidados.

A pesar de que el tiempo a pasado y nuestro entorno ha cambiado, a pesar de que hemos ampliado nuestros roles permitiéndonos desarrollarnos en otros ámbitos como el laboral, la figura de la madre profesional sigue siendo un motivo de conflicto para muchas mujeres, al implicar un malestar por no poder compartir con sus hijos todo lo que quisieran para poder construir vínculos emocionales tan estrechos como los que desarrollaron con sus propios padres. La aparición de una lucha aparentemente incompatible entre la necesidad de crecer a nivel personal, profesional y familiar.
Este conflicto comienza a aparecer también en algunos padres concientes de que el cumplimiento de su rol de proveedor ha implicado la renuncia durantes años a poder compartir con sus hijos el desarrollo de un mundo afectivo común y por lo mismo su realización como padres.

Desarrollarme profesionalmente v/s ser una madre presente

“Durante mucho tiempo me he sentido culpable por que mis largas jornadas de trabajo no me permitían estar con mis hijos... hubo un momento que comencé a pensar en dejar de trabajar pero luego me di cuenta que eso tampoco quería hacerlo... sentía que no estaba siendo justa con mis hijos ya que en mi interior los ponía como responsables de mi renuncia al trabajo y tampoco sería justa conmigo misma si tomaba esta decisión ya que a mi me encantaba mi trabajo, pero también amaba a mis hijos.....al final decidí hablar con mi marido, repartirnos tareas, le pedí que se implicará más en su labor como padre, yo limite mi tiempo de trabajo al establecido, si salía a las seis a esa misma hora apagaba mi ordenador, pase de centrarme en la cantidad de tiempo que pasaba con ellos a centrarme en la calidad...mi marido se dio cuenta que a él también le hacía falta pasar más tiempo con nuestros hijos, que con los salarios de los dos podíamos vivir bien por lo que él también podía descansar... realizarnos como familia, como padres y como trabajadores”.

Este relato que hoy les traigo puede representar la culpa que viven muchas madres profesionales.

La gran culpa que vive la mujer de hoy es que se ve atrapada en dos ámbitos: el deseo de seguir cumpliendo el rol de madre cercana sostenedora del desarrollo vincular con sus hijos, por un lado, y responder a su vez a sus necesidades y metas de desarrollo personal y profesional por otro.

Parece ser que la “sociedad”, los lugares que hemos ocupado hasta la fecha y los que queremos crear nos “obligarán” a ser una madre excelente, una trabajadora exitosa, una esposa perfecta...

Todo esto que desde una primera lectura puede ser visto como una exigencia externa, de lo cual algo hay, pero no del todo ya que creo que las mujeres tenemos la posibilidad de reconocer en el fondo de nuestro interior cual es la vida que queremos llevar y por lo tanto que tipo de mujer quiero ser.

Son muchas las mujeres que trabajan que intentan responder de la mejor forma posible a todos sus roles, pero que cuando llega el silencio aparece la culpa, la frustración, la queja por la demanda y el desánimo.

Y es cuando escucho eso que no se ve, cuando me pregunto hasta que punto esas mujeres están haciendo lo que “quieren” hacer o lo que sienten que “deben” hacer. ¿Realmente hacerme cargo de TODO lo que “yo creo” que es mi “responsabilidad” me va a ayudar?, ¿Realmente eso que creo que es mi responsabilidad es únicamente mi responsabilidad?

Potenciar a la persona: Lo que eres y no lo que deberías ser

Muchas veces nos ganamos el lugar del reconocimiento y afecto por el cumplimiento de uno de nuestros roles y a veces es difícil romper esas lealtades para realmente crecer.

Nuestra historia como mujeres y la experiencia que incluso podemos haber tenido con nuestra propia madre nos avala la creencia de que para ser una buena madre tienes que desarrollar y hacer una serie de acciones específicas las cuales si no las haces te llevarán a la categoría contraria o incluso al riesgo de que lo que no hagas tu por tus hijos no lo hará nadie.

Aquí nos encontramos con uno de los conflictos que muchas madres/profesionales tienen, el cual nos invita a mirar el camino de aprendizaje que nos queda por delante. Es importante que las mujeres aprendamos a reconocer que “no podemos hacerlo todo” y que comprendamos que tampoco “debemos hacerlo todo” ya que con ello no ayudamos a que nuestras parejas se desarrollen y crezcan en este ámbito asumiendo las responsabilidades que también tienen.

No es pedir ayuda a tu pareja para el desarrollo y educación de tus hijos, ya que pedir ayuda te vuelve a poner en el mismo lugar, implica que tienes una “obligación” de hacer una tarea y que hay otro que va a colaborar pero que en el fondo no es su responsabilidad.

Es dar flexibilidad a los roles, un definir juntos lo que cada uno hará. Es compartir y crecer como padres, como personas, como profesionales.
Como mujer trabajadora tienes el desafío de preguntarte cuales son los vínculos afectivos y profesionales que quieres priorizar y potenciar, centrarte en ello y no en lo que catalogas como obligaciones ya que estas posiblemente son las que te anclan en ese lugar de sentirte indispensable, en tener que hacer por que debo y no por que quiero.

Te invito a ser feliz, siendo lo que eres y haciendo lo que quieres, tomando tus decisiones y si hay que elegir eligiendo pero desde ti asumiendo lo que implica... de esa forma la culpa será menor y los culpables no serán otros.

Ref: Consejos para Conciliar.www.conciliamos.es/ Karin Cruz y Alejandra González

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente,creo que todo lo que e leído nace del corazón de muchas madres profesionales que dejan todo para dedicar tiempo a su familia,pero tambien llega un momento en q piensas q es hora de preocuparte un poco más de tí y ver por tu futuro,sé que Dios es bueno y finalmente nos dará la oportunidad de desarrollarnos en el área en el cual hemos sido preparadas,que la fe y la esperanza nunca se muere en todas las madres profesionales del mundo porque Dios finalmente tendrá ua buena recompensa para todas nosotras... Muchas felicidades!